4.06.2005

El Paradero Diferido y el estudiante

¿De qué sirven en Santiago los paraderos diferidos?
Caminar y caminar hasta que algún micrero
que sienta lástima por mi manera agónica de pedirle que se detenga
se apiade y responda a mi mirada.

No creo que los adultos entiendan la frustración del estudiante,
que cansado de procesar conocimientos durante todo el día,
llega al paradero pensando en todas las cosas que tiene que llegar a hacer a la casa
pero con el consuelo de una comida casera y un aposento para descansar.

Se encamina al paradero y esconde el pase escolar entre sus manos
por temos a que el chofer de la micro lo vea .
Pero no es suficiente... la cara del estudiante se delata sola
y como consecuencia, las micros bailan y desfilan
por las calles y avenidas de Santiago, sin ánimo ni intención de apretar el freno.

Mi pregunta es... ¿Cuándo entenderán que somos realmente el futuro de Chile?
Tenemos en nuestras manos los dominios para la ejecución futura de la política,
para aquel día en que se acaben los políticos conservadores de la Edad de Piedra,
y entren en función leyes adhoc con la contingencia chilena y el mundo.

Tenemos en nuestras manos jóvenes el poder de cambiar por completo
la mirada a veces ingrata, a veces nostálgica, a veces de orgullo y otras veces descontenta de nuestro país.
Somos el futuro de Chile por la sencilla razón de querer cambiarlo y vivir más que bajo una utopía,
en un Chile con cambios fundados en lo empírico.

Somos el futuro de este país, y lo único que veo es como se me pasa la micro
por tercera vez, a pesar de tener el pase escolar deshaciéndose en el refugio de mis manos,
a pesar de rogarle entre gestos y miradas que pare,
y a pesar de estar en el paradero diferido correspondiente.

Tal vez me encuentro inconscientemente predispuesta a que las micros no me paren,
sólo para no tener que sentirme culpable al mostrar el pase escolar.
Sentir esa mirada furiosa y gestos irónicos del señor conductor,
al entregarme el boleto - si es que me lo dan -, para terminar el acto con aquella mirada suspicaz y vengadora desde su espejo retrovisor, donde yo le devuelvo la mirada, esperando caerle bien con algún gesto amigo de reconocimiento,
para que me pare donde yo le pida.

Quien sabe... nadie sabe....
Lo único que sé es que es la hora de almuerzo, me levanté a las 6.45
y estuve 5 horas en una clase donde me dieron 3 trabajos...
Tengo hambre y siento como me late el cerebro.
Sé que tengo sueño, tengo que estudiar, tengo que hacer un millón de ensayos más,
Pensar qué voy a hacer en la noche y ... que ahí va la sexta micro que se me pasa.
Mejor camino hasta que pase otra total, un poco de smog no le hace daño a nadie, ¿no?

2 comentarios:

Javi Belmar dijo...

Yo creo que el punto no es porqué se nos pasan, sino que porqué no nos paran.

Yo estoy siempre pendiente de la micro porque mi recorrido es de 1 hora aprox. y si se me pasa son 15 minutos más perdidos.

Por suerte e inteligencia de mi papá, nos cambiamos a La Reina y ahora vivo cerca del último paradero. Debido a eso, los micreros ya me reconocen y si me ven esperando micro en Alameda, me paran porque si no saben que llego en la próxima micro a alegar.

No nos paran porque están haciendo carrera, porque quieren llegar a descansar, porque les da lata, por que al ver q somos estudiantes pagamos menos.. hay muchas razones y casi todas tienen solución.

Anónimo dijo...

Gracias por el punto